Los Vientos

Los vientos purifican la ansiedad del mundo. Se mueven en la dimensión de los horizontes. Son azules como los espejismos del cielo y asumen el verde palpitar de las altas montañas, recorren con sus dedos ingrávidos la piel de los grandes océanos, se disfrazan de nieblas y de espumas y se asoman al corazón de los hombres navegando en el tranquilo fluir de sus arterias. Se alimentan de este modo de su principio generador de energía, es decir, los sueños humanos.

En realidad los vientos son los sueños de los hombres que recorren el dilatado espacio de la vida adentrándose en la geografía de los heroísmos y de las soledades, de las terribles cobardías y de la profundidad del amor y en sus largos recorridos por tierras inhóspitas se alumbran sobre todo con la luz de la esperanza sorteando los pétalos desgarrados de las estrellas.

Desde la atalaya de mi palacio de los vientos se puede observar el bien y el mal, la alegría de vivir y el dolor del universo. En realidad en lo alto de mi palacio ondea siempre una bandera blanca que en el fondo no deja de ser un punto de referencia para los pájaros y para los hombres.

Y de todo esto vamos a conversar en este blog.

2 de mayo de 2012

A PEP GUARDIOLA LE HA ATACADO UN VAMPIRO


Unas lluvias atroces recorren todas las ciudades de España provocando atroces desconciertos. Los cuervos vuelan como aviones perdidos en la niebla convirtiendo las sombras en caminos. Es el momento en que Pep Guardiola lanza un grito de horror mientras en el Camp Nou estalla un trueno que parece una bomba. Es el momento en que Pep Guardiola se palpa el pecho y se da cuenta de que no tiene corazón. Es un corazón de cristal. Sin latidos. Como de hielo. Se da cuenta de que se ha quedado vacío. No tiene nada dentro. Ni estómago, ni riñones, ni sentimientos, ni ilusiones. Nada. Sólo conserva un gran cráter enmarcado en la dimensión de las arterias. Ya no es. Era.

Los españoles tampoco tenemos nada dentro. Ni dentro ni fuera. Podríamos salir a las calles con una gran pancarta en la que se leyera: “Todos somos Pep Guardiola”. Estamos vacíos, como él. Sin proyectos, como él. Sometidos al delirio de un forzoso año sabático. Incluso a Ronaldo le resbalan unas gotas de sangre en su pijama azul. Todo es muy sospechoso y se teme lo peor. Hay  una serie de  vampiros sueltos, vampiros que sobrevuelan las autonomías de España. Ya se han llevado nuestros bolsillos, se han alimentado con nuestras vísceras, nuestros sueños y nuestro dolor.

No cabe duda. El ejército de vampiros que nos han rodeado a lo largo de estos últimos años no quieren perder su poder. Y atacan de nuevo.

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