Los Vientos

Los vientos purifican la ansiedad del mundo. Se mueven en la dimensión de los horizontes. Son azules como los espejismos del cielo y asumen el verde palpitar de las altas montañas, recorren con sus dedos ingrávidos la piel de los grandes océanos, se disfrazan de nieblas y de espumas y se asoman al corazón de los hombres navegando en el tranquilo fluir de sus arterias. Se alimentan de este modo de su principio generador de energía, es decir, los sueños humanos.

En realidad los vientos son los sueños de los hombres que recorren el dilatado espacio de la vida adentrándose en la geografía de los heroísmos y de las soledades, de las terribles cobardías y de la profundidad del amor y en sus largos recorridos por tierras inhóspitas se alumbran sobre todo con la luz de la esperanza sorteando los pétalos desgarrados de las estrellas.

Desde la atalaya de mi palacio de los vientos se puede observar el bien y el mal, la alegría de vivir y el dolor del universo. En realidad en lo alto de mi palacio ondea siempre una bandera blanca que en el fondo no deja de ser un punto de referencia para los pájaros y para los hombres.

Y de todo esto vamos a conversar en este blog.

9 de julio de 2011

Las edades de Dios en los campos de Castilla

           Passio… La luz de Dios se extiende por los campos de Castilla transformándose en presencia., introduciéndose en la plenitud de los años, en la luminosa configuración de los siglos. La tierra del mundo se abre de este modo a la misericordia de Dios, a la plenitud de su grandeza en el espejo de oro de los trigos. Es un canto de esperanza frente a la desesperación de tantos hombres sumidos en el más absoluto desamparo, sombras de sol creciendo frente a la invertebrada inercia de los políticos de turno.

           Passio… El alma de Castilla se estremece, tirita bajo el sol abriéndose en la compostura de su vientre de espigas. Es Dios que busca al hombre desde el espacio de su antigüedad, aliviando con ternura sus penas, acariciando sus dolores con silenciosa infinitud. Entre las torres, junto a  vuelos de poderosos horizontes y diapasón de ciguëñas se descubre la llamada definitiva de la pasión encendida en carteles… Passio. En la provincia de Valladolid, en Medina de Rioseco en la Iglesia de Santiago de los Caballeros y en Medina del Campo en la Iglesia de Santiago el Real,  tiene lugar la XVl edición de  Las Edades del Hombre. Se inauguró en el mes de mayo y se puede visitar hasta el mes de noviembre. Como sucede siempre con estas exposiciones constituye un auténtico lujo, un despliegue de belleza y de arte que deslumbra y conmueve al mismo tiempo siguiendo el eje vertebrador de la pasión de Cristo a través del encuentro entre las obras clásicas y contemporáneas.

En este caso, y con una dimensión de llanura infinita, el dolor se transforma en amor como expresa un texto de San Buenaventura en Medina del Campo refiriéndose a ese Dios que carga con el peso de la cruz para asumir las tragedias humanas hasta transformarse en ese abismo de luz al que hacía referencia Franz Kafka.  “Mírale con atención, aconseja el santo a los visitantes de la exposición, y esfuérzate por moverte a compasión y piedad. Mírale atentamente y considera como va encorvado y bajo la cruz y respirando angustiadamente”.

            Allí está el hombre, el Adán arrepentido a tamaño natural, llorando su dolor en el éxtasis del mármol blanco de Carrara. El vocablo hebreo de Adán significa hombre y se transforma en el protagonista aterrado del gran drama de la humanidad que destruyó de un modo trágico el sereno equilibrio del universo. Su autor es Florentino Trapero que realizó esta obra en 1969. Ecce Homo, he aquí al Hombre se explica como una gran luminaria que clarifica las sombras del recorrido tortuoso de los seres humanos. El misterio de la vida  ya puede ser alumbrado a la luz del misterio de Cristo, el hombre nuevo, rodeado por esculturas que parecen servirle de apoyo, como esa maravillosa escultura del Cristo muerto sostenido por ángeles de Diego de Siloé de 1519, el Ecce Homo de Berruguete realizado hacia 1525 o el magnífico retablo de Gregorio Fernández del Cristo crucificado que se sitúa en el primer cuarto del siglo XVll y que se encuentra en la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol situada en Zaratán, un pequeño pueblo muy cerca de Valladolid.

En Medina de Ríoseco también se puede contemplar el Breviario de Isabel la Católica. Este manuscrito se concibió como el más lujoso de los breviarios flamencos y cada página  ha sido iluminada de un modo magistral por los mejores pintores de Flandes. La fuerza y la originalidad de sus miniaturas le convierten en un códice único. La reina recibió este manuscrito poco antes de 1497 de manos de su embajador Francisco de Rojas para conmemorar el doble matrimonio de sus hijos los infantes Juan y Juana con los del emperador Maximiliano de Austria y con objeto de celebrar los éxitos de su reinado como fueron la conquista del reino de Granada y el descubrimiento de América.
         
De igual modo constituye un regalo para el conocimiento la posibilidad de admirar el Libro de Horas de Juana I de Castilla con miniaturas de Gerard Horenbout, el mejor miniaturista flamenco del siglo XVI. Se trata de ilustraciones que se caracterizan por su realismo tridimensional. Junto a ellos se encuentra el códice de Grandes horas de Ana de Bretaña que muestra auténticas pinturas, en lugar de las habituales miniaturas, comparables a pinturas sobre tabla o lienzo y muchos otros como el Apocalipsis de 1313, el conjunto iconográfico más extenso de la Edad Media.

España es un viejo cofre desbordante de inauditos tesoros. Hace unos años tuve la oportunidad de mantener una larga conversación con el joven Juan José Güemes, Secretario general de Turismo y que mantenía una intensa vida política junto a Rodrigo Rato. En ese momento tenían planificado un magnífico proyecto de desarrollo  de un turismo de calidad estrechamente ligado a las rutas del arte que recorren como arterias el cuerpo yacente y dolorido de nuestro país… Passio.

Frente a las hordas de turistas que asolan  nuestros litorales arrasando las costas con hosco espíritu de invasores bárbaros, desnudos de equipaje y desnudos de ideas, armados hasta los dientes con botes de cervezas que transportan desde sus propios países y que practican broncos deportes como tirarse por los balcones hasta encontrar el duro abrazo de asfalto de la muerte o hasta ingresar en la larga lista de jóvenes tetrapléjicos, sería muy deseable que cuando el PP formara un nuevo gobierno dedicara especial empeño a la promoción de este turismo cultural  que ya tenían perfectamente diseñado con Castilla como mapa geográfico de importancia capital. Conviene reflexionar sobre la amarga realidad que expuso Claudio Sánchez Albornoz en el sentido de que “Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla”.

Los horizontes se mantienen en una dilatada distancia, azul del cielo, parda de tierra que se diluye como un mar sin principio ni fin, pero como ya expresaba Azorín hablando de Castilla, “no puede ver el mar la solitaria y melancólica Castilla. Está lejos el mar de estas campiñas llanas, rasas, yermas, polvorientas, de estos barrancales pedregosos”. Y más lejos “aparece la sierra baja, hosca, sin árboles, sin viviendas. ¿Cómo es el mar? ¿Qué dice el mar? ¿Qué se hace en el mar?”. Nos envuelve el misterio.

Y mientras tanto, entre los numerosos visitantes que acuden a contemplar “Las edades del hombre” en Medina del Campo una joven pareja contempla con asombro la expresión más sublime del sacrificio de Jesucristo, su entrega como víctima para salvar a la humanidad. Leen atentamente un cartel explicativo con el enunciado “Agnus Dei”. “¿Qué significa eso” pregunta la jovencita de larga melena. Su acompañante no duda un momento. “Significa  los años de Dios”.

Los años de Dios nos recorren, sus edades nos envuelven. Son esperanza en el miedo, luz que alumbra la oscuridad de un futuro sin futuro, paz en las noches inquietas cuando la tierra se vuelve mar y la voz de Dios es un susurro de sosiego, un murmullo de olas enganchadas en la esférica posesión de la luna. Dios sobre los campos, Dios sobre el alma de Castilla, Dios en el corazón de cada hombre… Passio.